La informalidad económica, también conocida como economía sumergida o economía sumergida, se refiere a las actividades económicas que no están reguladas por el gobierno y quedan fuera de los sistemas de medición tradicionales, lo que a menudo dificulta su seguimiento y regulación. La informalidad económica está asociada a diversas actividades, que van desde el trabajo no declarado y las empresas no registradas hasta la evasión fiscal, la corrupción y otras prácticas ilegales. Estas actividades suelen darse dentro de los mismos límites geográficos que las actividades económicas regulares y pueden tener repercusiones importantes en la economía y la sociedad locales.
¿Qué es la economía sumergida?
La economía sumergida, o economía en la sombra, engloba toda actividad económica que escapa a la vista de la economía oficial y, por tanto, a los sistemas reguladores tradicionales de los estados-nación. Incluye actividades que no están sujetas a controles como impuestos y licencias, salvo de forma muy limitada. El sector informal no sólo incluye actividades ilegales, sino también actividades legales que están subordinadas a la economía formal (sujeta a impuestos).
En 2007, el Fondo Monetario Internacional estimó que hasta el 50% de la mano de obra mundial participa en el «sector informal» Además, se calcula que el 50% de los países del mundo dependen del sector informal para la mayor parte de su economía. La informalidad económica es a menudo la forma en que los hogares vulnerables se ganan la vida, y puede representar el único medio de participación económica para quienes no tienen acceso formal a oportunidades de obtener un salario.
Causas de la economía sumergida
En la existencia de una economía sumergida influyen en gran medida ciertas condiciones socioeconómicas subyacentes como la pobreza, el empleo irregular, la falta de oportunidades económicas formales y la falta de confianza en los gobiernos locales y nacionales, que se suman a los tipos de condiciones que contribuyen a que florezca el sector informal. Además, unas instituciones débiles, una gobernanza corrupta y, en algunos casos, unos impuestos y una normativa elevados, contribuyen a la economía sumergida. La economía sumergida también suele estar estrechamente relacionada con las dificultades para obtener préstamos o crear empresas debido a la falta de credenciales o documentación legales.
Consecuencias de la economía sumergida
La economía sumergida conlleva diversas consecuencias, algunas negativas y otras positivas. En el lado negativo, la informalidad económica puede desestabilizar los mercados nacionales y locales y disminuir la capacidad del gobierno para gravar y regular la actividad económica. También conduce a una menor protección de los trabajadores y puede ralentizar el desarrollo de un mercado laboral formalizado. Además, la economía sumergida puede constituir un caldo de cultivo para actividades delictivas como la falsificación, el tráfico de seres humanos y la producción de drogas. En el lado positivo, la economía sumergida puede fomentar la inclusión social y proporcionar un medio de participación económica a quienes no tienen acceso al empleo tradicional. Además, la economía sumergida puede proporcionar bienes y servicios que de otro modo no estarían disponibles en la economía formal.
Soluciones y perspectivas
Reducir la informalidad económica puede tener diversos beneficios. Puede aumentar los ingresos públicos, mejorar las condiciones de los trabajadores y el desarrollo del mercado laboral, y reducir la vulnerabilidad a los actos delictivos. Los gobiernos pueden actuar de varias formas para abordar este problema. Pueden poner en marcha programas de protección social e inclusión financiera para ofrecer oportunidades formales de participación en la economía. También pueden apoyar el desarrollo de mercados formales y regulados para ofrecer oportunidades de trabajo alternativas a quienes actualmente participan en el sector informal. También pueden ser necesarias medidas estrictas, como la regulación de las industrias propensas a la actividad informal, como la construcción y la agricultura, y medidas anticorrupción para reducir las oportunidades de prácticas informales a nivel estatal.
Aunque la economía sumergida es un problema generalizado y polifacético con causas y consecuencias interrelacionadas, es posible abordar la cuestión mediante intervenciones políticas a varios niveles. Hacerlo podría conllevar importantes beneficios sociales, económicos e incluso políticos para todos los implicados.